Alejandro Villegas recordó episodios violentos protagonizados por Johanna Hernández.
Pidió la mayor pena posible para ambos imputados por la muerte de su padre.
El juicio contra Hernández y Silva se inició este lunes.
En la tercera jornada del juicio oral contra Johanna Hernández y Francisco Silva, los dos imputados por el homicidio del profesor Nibaldo Villegas, el hijo de la víctima relató los malos tratos que le propinaba la mujer.
Alejandro Villegas recordó que Hernández trataba con garabatos a su padre e incluso en una oportunidad intentó golpearlo y lanzó una piedra a su vehículo, y que solamente se calmó con la presencia de Silva.
"Ella le gritaba a mi papá miles de improperios. Tomó una piedra y la tira al auto de mi papá, y mi papá pone la mano y ahí llega Francisco con el hijo mayor de Johanna y se la llevan. Yo, por mientras, me quedo con mi hermana en el segundo piso, que obviamente estaba desesperada llorando y ahí intentando calmarla, y con rabia porque sentí que mi papá no se merecía eso, no se merecía que lo fueran a tratar así afuera de su casa y esa fue la última vez que hubo una especie de relación entre Nibaldo y Johanna", relató.
Tras la muerte de su padre, el joven debió dejar su trabajo y sus estudios, junto con asegurar que "no ha podido vivir tranquilo" debido al crimen.
Junto a esto, pidió que se otorgue la mayor pena posible en contra de ambos imputados, quienes han entregado versiones contradictorias sobre los hechos ocurridos en agosto del año pasado, cuando el profesional fue asesinado y descuartizado en su vivienda.
Heridas fatales y presunto suicidio
Además, el subcomisario Gabriel Alarcón, de la Brigada de Homicidios de la PDI, desestimó la versión de los imputados y confirmó que las heridas en el torso de Villegas corresponden a puñaladas ejecutadas en la misma casa del profesor.
"Necesariamente son atribuibles a la hoja de un cuchillo con filo que permite contundir la epidermis, ingresar al tejido subcutáneo y seccionar pliegues musculares. Una de estas alcanza el nivel pulmonar. Dicho fenómeno es el fenómeno vital establecido y observado por el médico legista y da a entender que esa herida cortopunzante presente en el tórax es ejecutada en vida", precisó.
Además, Alarcón aseguró que en un principio la idea de la pareja era hacer pasar la muerte del profesor Nibaldo como un suicidio.
De acuerdo con lo expuesto por el policía, se logró recuperar una imagen borrada del teléfono de Francisco Silva en la que se interpela a Villegas: "Por favor, Nibaldo, no me busques más, no insistas, yo no voy a seguir contigo. Y si quieres atentar contra tu vida hazlo. Esta va a ser la última vez que yo tome contacto contigo. No quiero saber nada de ti. Él ha sabido ganarse el cariño y respeto de mis hijos, cosa que tú no pudiste hacer".
La nota fue escrita el 10 de agosto (día del crimen) en el teléfono de Francisco Silva a las 20:44 y según el detective "da cuenta de que la utilizaría eventualmente Johanna para decirle al profesor 'no quiero saber nada de ti y que si quieres atentar contra ti me da lo mismo', cosa que esa situación generara el día de mañana, al exteriorizarse eventualmente esta nota en el teléfono de Nibaldo o en otra instancia el poder quizás hacer pensar a quienes tuvieran acceso a esa nota que Nibaldo Villegas el 10 de agosto había atentado contra su vida por este mensaje que Johanna le habría mandado".
Abogado querellante: "Ellos estaban buscando sicarios"
Frente a esto último, el abogado querellante Patricio Olivares aseguró que esto no cambia en que finalmente ambos imputados sean autores del crimen.
"El imputado Silva indica que ellos estaban buscando sicarios y, al no encontrar, ellos decidieron hacer el trabajo, o sea, que hay una intención por parte de los imputados de planificar y querer matar", recalcó.
El jurista indicó que "aquí son múltiples los escenarios previos que ellos imaginaron, lo cual constituye planificación y premeditación, pero el resultado es el mismo: La muerte de la víctima, Nibaldo".
Este jueves, en el cuarto día de juicio, se espera la declaración de testigos de Laguna Verde, los que descubrieron a Silva y Hernández quemando las cosas del profesor en la playa durante la noche del crimen.
